Años de oro
Parece que el ayer, está allí cerca.
reciente diminuto, encanto
vivo
su voz en la pradera, yo cultivo
parece que fue ayer, en hora terca
Que en fuga da jirones como tuerca,
el tiempo ya perdido , fugitivo,
la piel horneó, curso evolutivo
sus huellas, pliega rayas, que si alterca
lo joven contenido, así en alberca
revive, aguarda, oculto en intensivo,
redime su experiencia, aporte acerca
Añejo como vino, es curativo
un río y una caña, extrae perca
es hora de descanso recreativo.
Nélida Moni
Un cuento para amar y comprender a los abuelos
Abuelos contra marcianos
La humanidad se jugaba su futuro en un gran partido de
fútbol. Era la última oportunidad que nos habían dado los marcianos antes de
exterminarnos. Solo unos pocos equipos formados por los mejores jugadores de
los mejores clubs del mundo se ofrecieron a salvarnos. Bueno, esos, y un equipo
de abueletes, tan viejecitos y despistados que ni ellos mismos sabían cómo
habían acabado apuntados en la lista. Y como suele pasar con estas cosas, fue
el equipo que salió elegido en el sorteo.
De nada sirvieron las quejas de los gobernantes, las
manifestaciones por todo el mundo o las amenazas. Los marcianos fueron
tajantes: el sorteo fue justo, los abuelos jugarían el partido, y su única
ventaja sería poder elegir dónde y cuándo.
Todos odiaban a aquellos abuelos viejos, despistados y
entrometidos, y nadie quiso prepararlos ni entrenar con ellos. Solo sus nietos
disculpaban su error y los seguían queriendo y acompañando, así que su único
entrenamiento consistió en reunirse en corro con ellos para escuchar una y otra
vez sus viejas historias y aventuras. Después de todo, aquellas historias les
encantaban a los chicos, aunque les parecía imposible que fueran verdad viendo
lo arrugados y débiles que estaban sus abuelos.
Solo cuando los marcianos vinieron a acordar el sitio y el
lugar, el pequeño Pablo, el nieto de uno de ellos, tuvo una idea:
- Jugaremos en Maracaná. Mi abuelo siempre habla de ese
estadio. Y lo haremos en 1960.
- ¿En 1960? ¡Pero eso fue hace más de 50 años! - replicaron
los marcianos.
- ¿Vais a invadir la tierra y no tenéis máquinas del tiempo?
- ¡Claro que las tenemos! - dijeron ofendidos. - Mañana
mismo haremos el viaje en el tiempo y se jugará el partido. Y todos podrán
verlo por televisión.
Al día siguiente se reunieron los equipos en Maracaná. A la
máquina del tiempo subieron los fuertes y poderosos marcianos, y un grupito de
torpes ancianos. Pero según pasaban los años hacia atrás, los marcianos se
hacían pequeños y débiles, volviéndose niños, mientras a los abuelos les crecía
el pelo, perdían las arrugas, y se volvían jóvenes y fuertes. Ahora sí se les
veía totalmente capaces de hacer todas las hazañas que contaban a sus nietos en
sus historias de abueletes.
Por supuesto, aquellos abuelos sabios con sus antiguos y
fuertes cuerpos dieron una gran exhibición y aplastaron al grupo de niños
marcianos sin dificultad, entre los aplausos y vítores del público. Cuando
volvieron al presente, recuperaron su aspecto arrugado, despistado y torpe,
pero nadie se burló de ellos, ni los llamó viejos. En vez de eso los trataron
como auténticos héroes. Y muchos se juntaban cada día para escuchar sus
historias porque todos, hasta los más burlones, sabían que incluso el viejecito
más arrugado había sido capaz de las mejores hazañas.
Pedro Sacristan
Reflexión
Me encanta pensar que la edad por más avanzada, siempre es
sabiduría…
Y siempre me pregunto qué pasa con los jóvenes, que son intolerantes,
Lejos de ayudar van en detrimento de sus antecesores, que
los cuidaron
Y apostaron por ellos y para ellos.
Espero les guste
Acopio, organización
autor: Nélida Moni
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